martes, 24 de enero de 2012

Corbatas de colores

Siguiendo con el tema del consumismo, la publicidad y las necesidades, hemos llegado a un punto que parece ser que hasta la educación y el empleo se han convertido en un negocio, por qué sí, hay crisis y no hay trabajo, pero algunos van de listos y se aprovechan de la situación.

Resulta que en este país para escribir un artículo en una revista de viajes hace falta estudiar un master especializado durante un año que cuesta 3000 euros, aunque yo diría que con un poco de gracia gramatical, un diccionario de sinonimos y algún contactillo sería suficiente. De todas maneras, no nos podemos quejar, ya que con la paga y señal viene incluido un viaje de 4 días por Europa o el norte de África, que suerte! Cómo cuando me compré la enciclopedia sobre animales y me regalaron el abrigo de pieles.

En el mundo laboral pasa algo parecido. Después de una carrera, un master, prácticas en el extranjero y muchos curriculums enviados, finalmente nos llaman para una entrevista. Pero cuándo llegamos a la empresa de marketing y publicidad, resulta ser una oficina medio vacía, con una secretaria que come chicle y escucha la máxima FM a todo volumen y cholos tuneados con trajes y corbatas de colores brillantes. Uno de ellos te intenta convencer para que trabajes con ellos en una empresa con futuro y con muy buen ambiente, aunque su cara de amargado diga todo lo contrario; pero no te explica exactamente de que va y se enfada contigo si se lo preguntas. Después de 10 minutos de entrevista que parece que se sabe de memoria te cita para una segunda en la cual descubrirás que pretenden que durante 4 horas hagas de comercial de forma gratuita.

Así que vuelves a casa enfadado con la sociedad y contigo mismo, pensando en el pobre  de la corbata de colores cantones que te ha hecho la entrevista que seguramente tiene una hipoteca de 40 años por pagar y muy pocas opciones.

viernes, 20 de enero de 2012

Las armas del diablo

A lo largo de la historia, la iglesia siempre ha hablado de austeridad y pobreza, y aunque la mayoría de veces no cumplían con lo que predicaban, empiezo a entender cuál era su objetivo.

Resulta que la función de la publicidad es crear nuevas necesidades al ser humano para que compre y adquiera nuevos productos, cómo por ejemplo la necesidad de socializarse, pertenecer a un grupo y comunicarse con los demás. En el paleolítico bastaba con acercarse a la cueva del vecino, observar sus pinturas y compartir un mamut hecho a fuego lento; pero actualmente sin Internet ni whatsapp nos sentimos aislados del mundo.

Eso es lo que me pasaba a mí, que me perdía la mitad de cotilleos y bromas de mi entorno por no disponer de whatsapp. Y como a mí me gustan mucho los cotilleos, tuve que comprarme un nuevo móvil para sentir que aún formaba parte de la sociedad; de manera que ahora soy una adicta dependiente, que a todas horas necesita contarle a los demás lo que está haciendo.

Así que, ya no nos hace falta el contacto físico para satisfacer nuestras necesidades sociales, porque con las nuevas tecnologías lo podemos hacer desde el sofá. De hecho, cada vez hay más personas con relaciones sentimentales a distancia y sexo telefónico o virtual; y eso implica que el tema descendencia se complique más. Una sutil manera del diablo disfrazado de nuevas tecnologías para acabar con nuestra existencia. Pero no os preocupéis, pronto veremos al papa “salvador”despotricando contra esos nuevos aparatos, en vez de hacerlo con los preservativos.